El arquitecto de Casa Turquesa quería asegurar el confort térmico en el interior de la vivienda. Aunque el diseño ya estaba avanzado, al analizar la ubicación se identificó que se trataba de una zona fría, por lo que era necesario implementar estrategias que ayudaran a mantener una temperatura interior agradable.

Realicé un estudio bioclimático que reveló estrategias pasivas específicas para esa ubicación. Aplicamos las recomendaciones —como el uso de materiales térmicos, la orientación solar y el aislamiento de ventanas, entre otras— y hoy la casa es cálida, confortable y muy agradable de habitar durante todo el año.